9 de julio de 2015

South Luangwa, Zambia (versión española)

De camino a Zambia, llegamos South Luangwa Natinal Park, bueno a uno de los resorts antes de llegar (Crocvalley Camp). La primera tarde simplemente estuvimos relajados admirando el río con los hipopótamos, los cocodrilos (uno de ellos enorme) y el atardecer.

El primer game drive al amanecer, hace frío en la camioneta pero a medida que avanza la mañana (el game drive dura 4 horas) nos vamos calentando. Es relativamente fácil ver zebras, elefantes, impalas y bukus. Este parque tiene la particularidad de tener una especie propia de jirafas, son más bajas que las demás, no cruzan ríos ni se desplazan, son más oscuras (los machos más oscuros que las hembras), las patas (a partir de las rodillas) son claras y los patrones de cara, cuerpo y patas son distintos. También son de fácil acceso y no se asustan mucho con los coches. 



Otro canatr es el poder ver a los leones o a los leopardos, es siempre una lotería relativamente. Los rangers saben dónde suelen estar a esas horas del día, pero nada te garantiza que cuando tu pases estén, y si ese es el caso la cosa se complica. Conseguimos ver "un" leopardo por la mañana. Estaba descansando en un árbol tan frondoso que lo único que se veía era una pata y la cola. 

También hicimos un game drive por la noche. Empieza siendo aún de día y a mitad de viaje (también dura 4 horas) disfrutas del atardecer y luego a buscar animales nocturnos con un gran foco (como un partido de tenis foco a la derecha-cabeza a la derecha, foco a la izquierda-cabeza a la izquierda). Volvimos a disfrutar de elefantes, gacelas, jiarafas, etc. Ahora sí que vimos perfectamente al leopardo (otro distinto del de la mañana según nos dijo Rose, nuestra ranger), tumbado en una hondonada fresca. Le dio igual que estuvieramos 4 coches haciéndole fotos a 4-5 metros de distancia durante más de 10 minutos. 


Y cuando cayó la noche vimos hienas, seguimos a otro (distinto de los anteriores) leopardo y disfrutamos unos pocos minutos de 5 leonas a las que encontramos por sorpresa. Por mucha descripción que quiera hacer, no seré capaz de transmitir la experiencia. El animal salvaje, en su habitat en total oscuridad...

El viaje de regreso a Nkhata Bay fue una odisea (se nos rompió el coche) de esas de las que dos días más tarde frente a una cerveza (o similar) se convierte simplemente en una anécdota más del viaje.


( Wild dogs al entrar en el parque, lamentablemente no conseguimos una foto mejor)





La felicidad es un viaje no un destino.
Maua



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